Ministerio en comunidad: oportunidades y desafíos (1 Corintios 16:5–12)

Reconocer que el ministerio cristiano es un trabajo en equipo donde Dios abre puertas, pero también permite desafíos, y que cada creyente tiene un papel único que cumplir.

El ministerio no es un camino libre de obstáculos. Pablo tenía planes claros de visitar a los corintios, pero dependía de las oportunidades que Dios le daba y de las realidades que enfrentaba. En este pasaje, vemos que servir en comunidad significa adaptarse, colaborar y perseverar, confiando en que Dios es quien dirige la obra. Cada persona —ya sea un líder como Pablo o un joven como Timoteo— es necesaria para cumplir la misión.

• ¿Has experimentado cambios inesperados en tus planes de servir a Dios?
• ¿Prefieres servir solo o en equipo? ¿Por qué?
• ¿Qué dones o recursos podrías ofrecer hoy para la misión de Dios?

1. “Me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios.” (vv.8–9) ¿Qué significa que Dios abra una “puerta grande y eficaz”? ¿Cómo puedes discernir si una oportunidad viene de Dios, incluso con oposición?
2. “Si llega Timoteo, miren que esté con vosotros con tranquilidad…” (v.10) ¿Qué nos enseña esto sobre el cuidado y apoyo mutuo en el ministerio? ¿Cómo puedes animar a quienes están comenzando a servir?
3. “A nadie, pues, tengan en poco…” (v.11) ¿Por qué es importante valorar a todos los siervos, sin importar su edad o experiencia? ¿Qué actitudes pueden desanimar a un servidor de Dios?
4. “En cuanto a Apolos… de ninguna manera tuvo voluntad de ir ahora, pero irá cuando tenga oportunidad.” (v.12) ¿Qué aprendemos de la flexibilidad y el respeto por el tiempo de cada siervo? ¿Cómo evitar juzgar a otros por sus decisiones en el ministerio?

Reflexión teológica
Dios nos llama a servir en comunidad, con puertas abiertas que Él mismo prepara y con la disposición de enfrentar los desafíos que vendrán. El ministerio no se trata de agendas personales, sino de seguir la dirección del Espíritu Santo. Cada creyente es parte de la misión, y la colaboración y el respeto mutuo son esenciales para cumplirla.

1. Identifica una oportunidad actual para servir en tu iglesia o comunidad y da un primer paso concreto.
2. Apoya y anima a un hermano o hermana que esté comenzando en el ministerio.
3. Ora por la unidad y la dirección de Dios en los equipos y ministerios de tu iglesia.

Señor, gracias porque me has dado un lugar en tu misión. Ayúdame a reconocer las oportunidades que me presentas y a trabajar en unidad con otros, con humildad y amor. Que todo lo que haga sea para tu gloria. Amén.