El camino de la verdadera grandeza (Marcos 9:30–50)

Entender que seguir a Jesús implica adoptar una actitud humilde, servir a los demás y vivir en fidelidad, evitando todo lo que pueda apartarnos o apartar a otros de la fe.

En un mundo que premia la competencia y la fama, Jesús enseña que la verdadera grandeza está en servir y cuidar a otros. Sus discípulos discutían quién sería el más importante, pero Él los llevó a mirar en otra dirección: la humildad de un niño y la seriedad de vivir para no tropezar ni hacer tropezar.

• ¿Cómo definirías “grandeza” en tu vida hoy?
• ¿Qué ejemplos de servicio humilde te han impactado más?
• ¿Hay algo que, sin darte cuenta, pueda estar siendo tropiezo para otros?

1. Jesús anuncia por segunda vez su muerte y resurrección (v.30–32). ¿Por qué los discípulos no entendían este anuncio y temían preguntar? ¿Qué nos dice esto sobre la importancia de buscar comprensión espiritual? ¿Cómo reaccionas tú ante enseñanzas difíciles de aceptar?
2. Discusión sobre quién es el mayor (v.33–34). ¿Por qué esta conversación es tan opuesta al camino de la cruz que Jesús les acaba de describir? ¿Qué actitudes modernas reflejan esta misma mentalidad? ¿Cómo podemos cambiar nuestra perspectiva sobre la importancia?
3. Jesús pone a un niño en medio y lo abraza (v.35–37). ¿Qué representa el niño en esta enseñanza? ¿Por qué recibir a un niño en nombre de Jesús equivale a recibirlo a Él y al Padre? ¿Cómo podemos recibir y valorar a los más pequeños y vulnerables?
4. “El que no está contra nosotros, está a favor nuestro” (v.38–41). ¿Por qué los discípulos querían detener al que expulsaba demonios en el nombre de Jesús? ¿Qué nos enseña esto sobre la amplitud de la obra de Dios? ¿Cómo evitar actitudes exclusivistas en el ministerio?
5. Advertencia contra el tropiezo y el pecado (v.42–50). ¿Por qué Jesús usa un lenguaje tan fuerte para hablar del tropiezo? ¿Qué implica “cortar” aquello que nos hace caer? ¿Cómo vivir con “sal” en nosotros para preservar y dar sabor a la vida cristiana?

Reflexión teológica
En el reino de Dios, la grandeza no se mide por poder ni prestigio, sino por humildad, servicio y santidad. Jesús nos llama a valorar a los más pequeños, a colaborar en lugar de competir y a tratar con seriedad todo aquello que pueda apartarnos de Él.

1. Busca una oportunidad para servir a alguien sin esperar reconocimiento, imitando la humildad de Jesús.
2. Evita acciones o actitudes que puedan ser tropiezo para otros, revisando tus palabras y comportamientos.
3. Decide cortar con un hábito que debilite tu relación con Dios y toma un paso concreto hacia el cambio.

Señor Jesús, enséñame a medir mi vida no por logros humanos, sino por humildad y servicio. Líbrame de ser tropiezo y ayúdame a vivir con integridad y amor. Amén.