El Rey humilde entra en Jerusalén (Marcos 11:1–11)

Reconocer a Jesús como el Rey prometido que cumple las Escrituras y que nos invita a recibirlo con un corazón humilde y obediente.

Muchos esperan que el cambio llegue con fuerza, poder o espectacularidad. Sin embargo, Jesús nos sorprende entrando a Jerusalén sobre un pollino, cumpliendo la profecía y mostrando que su Reino no se edifica con las armas del mundo, sino con mansedumbre y verdad.

• ¿Qué esperabas de Jesús cuando comenzaste a seguirlo?
• ¿Cómo reaccionas cuando Dios actúa de forma distinta a lo que imaginabas?
• ¿Qué significa para ti recibirlo como Rey en tu vida diaria?

1. La preparación del pollino (v.1–6). ¿Por qué Jesús da instrucciones tan detalladas? ¿Qué revela esto sobre su autoridad y conocimiento? ¿Cómo nos invita a confiar en su guía incluso en detalles prácticos?
2. Jesús monta el pollino y entra en Jerusalén (v.7). ¿Qué simboliza el uso de un pollino según Zacarías 9:9? ¿Cómo contrasta esta imagen con la expectativa de un Mesías guerrero? ¿Qué nos enseña sobre la humildad como marca del liderazgo de Cristo?
3. La multitud extiende mantos y ramas (v.8–10). ¿Qué significan estos gestos en la cultura de la época? ¿Por qué gritan “Hosanna” y qué implica esta palabra? ¿Cómo a veces nuestras alabanzas no comprenden plenamente quién es Jesús?
4. Jesús entra al templo y observa todo (v.11). ¿Por qué no actúa de inmediato? ¿Qué nos enseña su actitud sobre la paciencia y el discernimiento antes de actuar? ¿Cómo aplicar esto en momentos de confrontación o cambio?

Reflexión teológica
Jesús cumple la profecía como el Rey de paz, no imponiéndose por la fuerza sino conquistando corazones. Su entrada triunfal no es un desfile de poder humano, sino una proclamación del Reino de Dios que se edifica en humildad y justicia.

1. Rinde a Jesús una área de tu vida que aún controlas, reconociéndolo como Señor.
2. Busca una manera de honrar a Cristo en tu entorno, como hicieron quienes lo recibieron en Jerusalén.
3. Medita en lo que significa darle a Jesús un lugar de honor en tu vida diaria.

Señor Jesús, te recibo como mi Rey y Señor. Ayúdame a seguir tu ejemplo de humildad y a confiar en tu manera perfecta de obrar. Amén.