Descubre tu verdadera identidad en Cristo (Efesios 1:1–6)

Reconocer que nuestra identidad como hijos amados y elegidos por Dios en Cristo transforma la forma en que nos vemos, nos valoramos y nos relacionamos con los demás cada día.

¿Alguna vez has sentido que no eres suficiente, que necesitas hacer más o ser alguien diferente para que te acepten? La inseguridad, la culpa o la búsqueda de aprobación pueden acompañarnos silenciosamente en la familia, el trabajo, la iglesia o incluso en nuestra relación con Dios. Sin embargo, Efesios comienza con una verdad radical: en Cristo, ya somos amados, elegidos y aceptados, no por lo que hacemos, sino por lo que Dios decidió desde el principio. Imagínate el alivio, la gratitud o la libertad que experimentaríamos si viviéramos cada día recordando esta identidad y dejando que ella marque nuestras palabras, decisiones y relaciones.

• ¿En qué áreas de tu vida buscas más aprobación o te comparas con otros?
• ¿Qué emociones surgen en ti al pensar que podrías ser “elegido/a” y “amado/a” por Dios, más allá de tus logros o fracasos?
• ¿Cómo ha influido tu entorno (familia, amigos, trabajo) en la manera en que te valoras a ti mismo/a?

1. Pablo se presenta como apóstol de Cristo y saluda con “gracia y paz” (vv.1–2). ¿Cómo te impacta que Dios quiera regalarte hoy su gracia y su paz, no solo conceptos, sino como un saludo personal? ¿En qué área de tu vida más necesitas recibirlos esta semana?
2. “Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en Cristo” (v.3). ¿Qué significa para ti ser bendecido con “toda bendición espiritual”, incluso en tiempos difíciles? ¿Puedes identificar alguna bendición invisible pero real que Dios ya te ha dado, aunque a veces no la notes?
3. “Nos escogió en él antes de la creación del mundo para que seamos santos y sin mancha” (v.4). ¿Por qué crees que Pablo recalca que fuimos elegidos para ser “santos y sin mancha”? ¿Qué pasaría si comenzaras a verte a ti mismo desde esa perspectiva?
4. Pablo dice que fuimos “predestinados para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo” (v.5). ¿Cómo transforma tu identidad y tus relaciones el hecho de ser adoptado por Dios? ¿Con qué experiencias de búsqueda de pertenencia o aceptación conecta esto en tu propia historia?
5. “Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (v.6). ¿Qué despierta en ti la idea de ser plenamente acepto en Cristo, sin tener que probar tu valor? ¿Cómo cambiaría tu trato contigo mismo y con los demás si esta verdad fuera la base de tu identidad diaria?

Reflexión teológica
La identidad cristiana no es algo que se conquista, sino que se recibe como un regalo del Padre en Cristo. Somos elegidos, amados y adoptados antes de hacer nada para merecerlo. Esta verdad no solo sana la inseguridad y el orgullo, sino que también nos impulsa a vivir con libertad, gratitud y un amor que se derrama hacia otros.

1. Haz una lista personal de las etiquetas o ideas negativas sobre ti que repites (por ejemplo: “no soy suficiente”, “no merezco ser amado”). Cada día, reemplaza una de ellas por la verdad bíblica: “En Cristo, soy amado y elegido”.
2. Dedica un momento diario para agradecer a Dios por haberte escogido y adoptado como hijo/a suyo, incluso antes de tus logros o fracasos. Hazlo en oración o escribiendo una nota de gratitud.
3. Elige una relación (familia, amistad, trabajo) donde suelas buscar aprobación. Esta semana, actúa conscientemente desde tu identidad en Cristo: ofrece afirmación, perdón o servicio sin esperar nada a cambio.

Padre, gracias porque me amaste y me elegiste antes de que yo pudiera hacer algo para merecerlo. Ayúdame a vivir cada día recordando que soy tu hijo/a y a reflejar tu amor y aceptación en mi vida y mis relaciones. Amén.