Sed de sentido: Jesús sacia lo profundo (Juan 4:1–15)

¿Qué “pozos” buscas para saciar tu corazón?

📖 Juan 4:1-15

Jesús y la mujer samaritana

Jesús sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba sino sus discípulos). Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.

En el camino, tenía que pasar por Samaria. Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo:

—Por favor, dame un poco de agua para beber.

Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer.

La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús:

—Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?

10 Jesús contestó:

—Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.

11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde—le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? 12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?

13 Jesús contestó:

—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, 14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.

15 —Por favor, señor—le dijo la mujer—, ¡deme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.

Textos bíblicos tomados de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente® (NTV). Copyright © 1996, 2006, 2010, 2015 por Tyndale House Foundation. Usado con permiso de Tyndale House Publishers Inc. Todos los derechos reservados.

La mujer samaritana

Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino Sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez para Galilea. Y Él tenía que pasar por Samaria.

Llegó, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José; y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber».

Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la mujer samaritana le dijo: «¿Cómo es que Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos).

10 Jesús le respondió: «Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva».

11 Ella le dijo: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12 ¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?».

13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna».

15 «Señor», le dijo* la mujer, «dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla». 

Textos bíblicos tomados de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com

Jesús y la mujer samaritana

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

Textos bíblicos tomados de la Reina-Valera 1960 (RVR1960). Copyright © 1960 por la Sociedad Bíblica Americana. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

❤️ Estudio Bíblico Guiado

🎯 Objetivo pedagógico

Identificar las fuentes equivocadas donde buscamos sentido y plenitud, y descubrir que solo Jesús puede saciar la sed profunda del alma, ofreciéndonos una vida transformada desde dentro.

📂 Introducción reflexiva

Todos experimentamos esa sensación de vacío que no desaparece con logros, relaciones, actividades o cosas materiales. Podemos cambiar de trabajo, buscar nuevas amistades, adquirir cosas o perseguir metas, pero la sed interior permanece. Jesús se encuentra con una mujer común en un lugar común y le ofrece algo extraordinario: agua viva, satisfacción real y duradera. ¿Cuántas veces has ido a diferentes “pozos” esperando saciar tu corazón, solo para volver a sentir sed?

💬 Preguntas de conexión personal
  • ¿Qué cosas sueles buscar o hacer cuando te sientes insatisfecho, vacío o inquieto?
  • ¿Has intentado alguna vez llenar un vacío emocional o espiritual con soluciones temporales? ¿Qué resultados has visto?
  • ¿Reconoces alguna “sed” en tu vida que nada ni nadie ha logrado saciar?
🔎 Exploración profunda del texto
  1. Jesús se sienta junto al pozo, cansado y sediento (v.6–7). ¿Qué te llama la atención de la humanidad y cercanía de Jesús en este encuentro? ¿Qué te enseña sobre el tipo de personas a quienes Él se acerca?
  2. Jesús pide agua a una mujer samaritana, rompiendo barreras culturales y sociales (v.7–9). ¿Por qué crees que Jesús eligió hablar con alguien marginado y rechazado? ¿Hay áreas de tu vida o aspectos de tu historia donde sientes que Jesús no se acercaría?
  3. Jesús habla del “agua viva” que solo Él puede dar (v.10–12). ¿Qué diferencia encuentras entre el agua del pozo (soluciones externas, temporales) y el agua viva (vida nueva en Cristo)? ¿En qué situaciones has notado que lo externo nunca llena lo profundo?
  4. Jesús promete: “El que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás” (v.13–14). ¿Qué implica para ti que Jesús pueda saciar tu sed más profunda? ¿Qué “pozos” has visitado una y otra vez sin encontrar plenitud?
  5. La mujer le dice: “Dame de esa agua…” (v.15). ¿Cómo podrías expresar tu deseo sincero de recibir el agua viva de Jesús? ¿Qué pasos podrías dar para buscar a Jesús como la fuente verdadera de sentido y plenitud?

Reflexión teológica
Jesús se ofrece como la respuesta total a la sed espiritual de la humanidad. No solo quiere que lo sepamos intelectualmente; quiere que experimentemos su agua viva. Nuestros intentos de saciar el corazón por medios propios siempre serán insuficientes. Solo un encuentro personal con Cristo puede traer satisfacción real, identidad renovada y propósito que trasciende lo pasajero. Él se acerca a cada uno, sin importar el pasado, para ofrecernos vida nueva desde dentro.

👣 Transformación
  1. Identifica tus “pozos”: Haz una lista honesta de las cosas, personas o hábitos donde sueles buscar sentido o alivio. Ora y pídele a Jesús que te muestre cuáles no pueden saciar tu sed real.
  2. Busca el agua viva: Aparta tiempo para leer y orar con este pasaje, pidiendo a Jesús que llene los vacíos y renueve tu interior. Hazlo cada día de la semana, y anota lo que Él va mostrando y transformando en ti.
  3. Comparte tu búsqueda: Habla con alguien de confianza sobre tu deseo de encontrar plenitud en Cristo y oren juntos, pidiendo experimentar la “agua viva” de Jesús.
🙏 Oración sugerida

Señor Jesús, reconozco mi sed interior y confieso que he buscado saciarla en muchos “pozos” equivocados. Hoy vengo a ti y te pido que llenes mi corazón con tu agua viva. Dame la fe y el valor para confiar en ti como la fuente de sentido y plenitud. Hazme nuevo/a desde dentro y ayúdame a llevar tu agua viva a otros. Amén.

🛠️ Recursos Extra para Facilitadores

  • Versículo para memorizar: Juan 4:14
  • Dinámica grupal: Cada persona comparte, de manera privada o grupal, algún “pozo” donde suele buscar sentido. Oran juntos pidiendo a Jesús que sea la fuente principal en cada vida.
  • Aplicación familiar: En familia, hablen de la importancia de buscar a Jesús como fuente de alegría y sentido, más allá de cosas, actividades o logros.
¿Te ayudó este estudio? ¡Comparte la Palabra de Dios!

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