Mateo 7:24-29

Contrastar la diferencia entre oír y obedecer las palabras de Jesús, para reconocer la importancia de cimentar la vida en Él y resistir las pruebas con firmeza.

Quizá lo has vivido: una tormenta inesperada cambia todo en un instante. Puede ser una noticia de salud, una crisis económica o un conflicto en casa. Cuando llegan esos momentos, no importa cuán bonita se vea la fachada, lo decisivo es el fundamento. Jesús usa una imagen sencilla pero poderosa: dos hombres construyen, dos casas parecen similares… hasta que llegan las lluvias. Entonces se revela dónde estaba el cimiento. La gran pregunta es: ¿sobre qué fundamento estás construyendo tu vida?

• ¿Qué “tormenta” o dificultad reciente te mostró en qué estabas confiando de verdad?
• ¿Qué decisiones diarias reflejan más bien apariencia que profundidad?
• Si tu vida fuera una casa, ¿qué fundamento describiría mejor cómo la estás construyendo hoy?

1. 7:24 — El hombre prudente. ¿Qué hace diferente al que escucha y pone en práctica las palabras de Jesús? ¿Por qué compararlo con un constructor sabio? ¿En qué área de tu vida necesitas pasar de oír a obedecer?
2. 7:25 — La casa sobre la roca. ¿Qué elementos de la tormenta menciona Jesús? ¿Qué enseña esta imagen sobre la seguridad en medio de pruebas inevitables? ¿Qué te sostiene a ti cuando la vida se sacude?
3. 7:26 — El hombre insensato. ¿Qué omisión comete el insensato? ¿Por qué no basta con oír sin obedecer? ¿Qué consecuencias has visto cuando se construye la vida solo en palabras bonitas o apariencias?
4. 7:27 — La casa sobre la arena. ¿Qué ocurre con la casa sin fundamento? ¿Qué mensaje transmite la repetición de “grande fue su ruina”? ¿Qué decisiones tuyas corren el riesgo de estar sobre arena?
5. 7:28-29 — La autoridad de Jesús. ¿Cómo reaccionó la gente al escuchar su enseñanza? ¿Por qué su autoridad era distinta a la de los maestros de la ley? ¿Qué significa para ti hoy reconocer a Jesús como la autoridad sobre tu vida?

Reflexión teológica
La enseñanza de Jesús no busca solo oídos atentos, sino vidas transformadas. Escuchar sin obedecer es como construir en arena: parece firme, pero no resiste la tormenta. La roca verdadera es Cristo mismo: su persona, su obra y sus palabras. Seguirle implica confiar, rendirse y obedecer, incluso cuando el camino parece más difícil. La autoridad de Jesús no es solo académica, sino vital: sus palabras sostienen, guían y salvan. El verdadero discipulado se mide no en discursos, sino en obediencia que perdura en medio de la prueba.

1. Identifica un área de tu vida donde has escuchado la Palabra pero aún no la obedeces, y da un paso concreto de acción esta semana.
2. Cuando enfrentes una dificultad, haz una oración corta afirmando: “Jesús, tú eres mi roca, confío en ti más que en mis fuerzas”.
3. Habla con alguien cercano sobre qué significa para ti construir sobre la roca y anímense mutuamente a obedecer lo que ya saben de la Palabra.

Señor, quiero que mi vida esté cimentada en ti. Perdóname cuando escucho pero no obedezco. Ayúdame a ser un constructor sabio que vive tu Palabra en lo pequeño y en lo grande. Que cuando lleguen las tormentas, permanezca firme en tu amor y tu verdad. Amén.