Mateo 19:13–15

Valorar la fe sencilla y confiada de los niños como modelo para recibir el reino de Dios, aprendiendo a vivir con dependencia y humildad delante del Padre.

En nuestra sociedad, los niños a veces son vistos como “demasiado pequeños” para opinar o participar. Algo parecido ocurrió con los discípulos, que quisieron apartarlos de Jesús pensando que no eran importantes. Pero Jesús los recibe y declara que de los que son como ellos es el reino de los cielos. La lección es clara: el camino al Reino no es por grandeza, sino por sencillez. Mientras estudiamos, piensa ¿qué te enseña la fe de un niño sobre cómo acercarte a Jesús?

• ¿Qué cualidades de los niños más te inspiran (sencillez, confianza, alegría, sinceridad)?
• ¿Has sentido alguna vez que eras “demasiado pequeño” o sin importancia para acercarte a Dios?
• ¿Cómo puedes recuperar una fe sencilla en medio de tus preocupaciones de adulto?

1. 19:13 — Los niños traídos a Jesús. ¿Qué buscan las personas al llevar a los niños a Jesús? ¿Por qué los discípulos los reprendieron? ¿Qué enseña esto sobre las prioridades equivocadas que a veces tenemos?
2. 19:14 — La respuesta de Jesús. ¿Qué dice Jesús sobre los niños y el reino de los cielos? ¿Qué significa que de los que son como ellos es el reino? ¿Cómo puedes cultivar una fe semejante a la de un niño?
3. 19:15 — La bendición de Jesús. ¿Qué hace Jesús con los niños? ¿Qué revela esto sobre su corazón? ¿Qué pasos concretos puedes dar para bendecir y animar la fe de los pequeños en tu familia o comunidad?

Reflexión teológica
Jesús rompe la lógica cultural de su tiempo: en lugar de apartar a los niños, los recibe y los pone como modelo de fe. La grandeza en el Reino no se mide por logros ni posiciones, sino por humildad y dependencia. La fe infantil no es inmadura, sino confiada: cree sin reservas y recibe con gratitud. Jesús no solo bendice a los pequeños, sino que invita a todos a entrar al Reino con esa misma actitud de sencillez.

1. Pide a Dios esta semana un corazón de niño: abierto, sencillo y confiado en su cuidado.
2. Dedica un tiempo a orar o leer la Biblia con un niño, aprendiendo de su manera de creer y expresar su fe.
3. Busca una manera concreta de animar la fe de los más pequeños en tu iglesia o familia.

Señor Jesús, gracias porque me recibes tal como soy y me enseñas a acercarme a ti con sencillez. Dame un corazón humilde y confiado como el de un niño. Enséñame a valorar y cuidar la fe de los pequeños que me rodean. Amén.