Mateo 25:14-30

Reconocer que Dios nos confía recursos, dones y oportunidades según su voluntad, para administrarlos con fidelidad y valentía mientras esperamos el regreso de Cristo.

Imagina que un jefe entrega a sus empleados recursos valiosos antes de irse de viaje. Cuando regresa, no solo pide cuentas, sino que también celebra y recompensa a quienes fueron fieles. Jesús usó esta imagen para hablarnos de su regreso: Dios nos ha confiado talentos —no solo dinero, sino dones, tiempo, oportunidades— y espera que los usemos para su gloria. La pregunta es: ¿los multiplicas con fidelidad o los entierras por miedo?

• ¿Qué responsabilidad importante te han confiado alguna vez? ¿Cómo la asumiste?
• ¿Qué dones, habilidades u oportunidades reconoces que Dios te ha dado?
• ¿Sientes más impulso a arriesgarte con lo que tienes o a guardarlo para “no fallar”?

1. 25:14–15 — El dueño confía sus bienes. ¿Qué enseña Jesús sobre la distribución de talentos? ¿Por qué cada uno recibe según su capacidad? ¿Qué significa para ti reconocer que todo lo que tienes viene de Dios y no es tuyo?
2. 25:16–18 — Reacciones diferentes. ¿Qué hacen los siervos con lo recibido? ¿Qué diferencia hay entre arriesgar con confianza y enterrar por miedo? ¿Cómo reaccionas tú cuando Dios te llama a usar lo que tienes para Él?
3. 25:19–23 — Recompensa a los fieles. ¿Qué palabras recibe el siervo fiel? ¿Qué nos enseña sobre la alegría de agradar al Señor? ¿Qué pasos concretos puedes dar para escuchar un día: “Bien, buen siervo y fiel”?
4. 25:24–27 — Excusas del siervo temeroso. ¿Qué imagen equivocada tenía del dueño? ¿Por qué el miedo lo paralizó? ¿Qué falsas ideas de Dios podrían estar frenando tu obediencia hoy?
5. 25:28–30 — Consecuencia del siervo inútil. ¿Qué significa que se le quite lo poco que tenía? ¿Qué enseña esto sobre la seriedad de administrar lo recibido? ¿Qué áreas de tu vida necesitan pasar del miedo a la fidelidad?

Reflexión teológica
La parábola enseña que todo lo que somos y tenemos es un encargo de Dios. No todos reciben lo mismo, pero todos reciben algo valioso. Lo importante no es la cantidad, sino la fidelidad. El miedo y la imagen distorsionada de Dios nos pueden llevar a enterrar nuestros dones, mientras que la confianza en su bondad nos impulsa a servir con libertad y creatividad. Al final, no se trata de cuánto producimos, sino de a quién servimos con lo que tenemos.

1. Haz una lista de los “talentos” que reconoces en tu vida (dones, recursos, oportunidades). Ora y preséntalos al Señor.
2. Esta semana, toma una acción concreta para “invertir” un talento: servir a alguien, usar un don en la iglesia o animar a alguien con tus palabras.
3. Pide a Dios que transforme tu visión de Él: de un juez duro a un Padre que confía en ti y celebra tu fidelidad.

Señor, gracias porque confías en mí más de lo que merezco. Perdóname cuando entierro lo que me has dado por miedo o pereza. Quiero vivir como un siervo fiel, invirtiendo mis dones, tiempo y recursos para tu gloria. Dame valor, confianza y gozo en servirte cada día. Amén.