Mateo 26:1-5

Reconocer que Jesús enfrentó con plena conciencia y obediencia el plan de Dios, mientras sus enemigos conspiraban, para aprender a confiar en la soberanía de Dios aun en medio de la oposición.

¿Alguna vez has vivido un momento que sabías que se acercaba y no podías evitarlo? Tal vez una operación, un examen difícil, una conversación pendiente o una despedida. En esos días, la espera pesa tanto como el mismo momento. Jesús vivió algo así, pero en una escala mucho mayor: sabía que se acercaba la cruz, y no lo esquivó. Al mismo tiempo, otros planeaban su destrucción. Sin embargo, nada escapaba al control de Dios. Al mirar este pasaje, descubrimos que la obediencia de Jesús y la malicia de los hombres se encuentran bajo un mismo plan soberano. La pregunta es: ¿cómo vivirías si supieras que se acerca tu momento más difícil?

• ¿Recuerdas un momento en el que supiste que venía algo difícil y no lo podías cambiar?
• ¿Cómo manejas la espera cuando sabes que algo doloroso se acerca?
• ¿Qué te ayuda a confiar en Dios en medio de planes humanos que parecen injustos o dañinos?

1. 26:1–2 — Jesús anuncia su hora. ¿Qué anuncia Jesús que sucederá dentro de dos días? ¿Por qué es importante que Él lo diga antes de que ocurra? ¿Cómo te fortalece saber que Jesús no fue víctima del azar, sino que caminó con plena conciencia hacia la cruz?
2. 26:3–4 — Los líderes conspiran. ¿Quiénes se reúnen en secreto para planear la muerte de Jesús? ¿Qué revela esto sobre el corazón humano frente a la verdad de Dios? ¿Qué paralelos ves hoy en sistemas o decisiones que buscan ocultar la injusticia?
3. 26:5 — Temor disfrazado de estrategia. ¿Por qué los líderes deciden no arrestarlo durante la fiesta? ¿Qué muestra esto sobre sus motivaciones y miedos? ¿Qué te recuerda que, aun cuando los hombres traman con cautela, el plan de Dios siempre prevalece?

Reflexión teológica
Jesús no fue sorprendido ni vencido; Él sabía lo que venía y lo enfrentó como parte del plan de Dios. Los líderes religiosos creían tener el control al conspirar en secreto, pero sus planes solo cumplían lo que Dios ya había anunciado. El contraste es claro: la obediencia confiada de Jesús frente al temor calculador de los hombres. La cruz no fue un accidente, sino la expresión suprema del amor de Dios y de la soberanía que transforma incluso la maldad en redención.

1. Haz memoria de una situación difícil que enfrentaste: recuerda cómo Dios obró aun cuando parecía que otros tenían el control.
2. Escribe una oración breve entregando a Dios una situación futura que hoy te causa ansiedad o temor.
3. Elige confiar cada día de esta semana en que nada escapa al plan de Dios, repitiendo: “Señor, Tú tienes el control, incluso en lo que no entiendo”.

Padre, gracias porque Jesús caminó hacia la cruz con plena confianza en tu plan. Aun cuando otros conspiraban, nada se salió de tus manos. Enséñame a confiar en tu soberanía cuando enfrento pruebas y cuando otros parecen tener poder sobre mí. Dame paz para esperar y obediencia para seguirte, como lo hizo Jesús. Amén.