Descubre. Reflexiona. Aplica. Crece.

Buenas noticias para todo el mundo (Marcos 16:9–20)
La resurrección no es el final, sino el inicio de la misión de la iglesia.
Recursos para quienes quieren acercarse a Dios, aprender a orar, conocer la Biblia o profundizar su vida espiritual, sin importar su experiencia previa.
La resurrección no es el final, sino el inicio de la misión de la iglesia.
Ni la muerte ni la tumba detienen la obra de Dios.
La cruz no fue el final de Jesús, sino la culminación de su misión.
En la cruz, Jesús reinó de la forma más inesperada: sirviendo y entregando su vida.
Jesús aceptó la injusticia para darnos la libertad que no merecíamos.
Incluso en nuestras caídas, la mirada de Jesús nos llama de nuevo a Él.
La fidelidad a Cristo se prueba cuando seguirlo implica riesgos y pérdida.
La fortaleza espiritual se cultiva en oración antes de enfrentar la prueba.
Jesús nos invita a recordar su sacrificio y a vivir bajo el pacto que Él selló con su sangre.
El amor verdadero a Jesús se expresa en entrega generosa, sin reservas ni cálculos.
La esperanza en el regreso de Jesús nos impulsa a vivir vigilantes y preparados.
Dios mira más el corazón que la cantidad o apariencia de nuestras acciones.
Amar a Dios y amar al prójimo es la esencia de la vida que agrada a Dios.
El Dios que adoramos no es de muertos, sino de vivos, y nos llama a vivir con la esperanza de la resurrección.
Reconocer lo que es de Dios y darle su lugar transforma nuestra vida y nuestras prioridades.
Rechazar a Jesús es rechazar la vida misma que Dios ofrece.
Reconocer la autoridad de Jesús es el primer paso para vivir bajo su señorío.
La fe verdadera se refleja en una vida que da fruto y busca la presencia de Dios con sinceridad
Jesús entra en nuestras vidas no con ostentación, sino con humildad y autoridad.
Cuando clamamos con fe persistente, Jesús se detiene para obrar en nuestra vida.
El Reino de Dios pertenece a quienes lo reciben con la confianza sencilla de un niño.
La fe genuina se aferra a Jesús incluso en medio de la duda y la imposibilidad.
Cuando contemplamos a Jesús en su gloria, entendemos mejor quién es y qué vino a hacer.
Jesús conoce nuestras necesidades y las suple con abundancia.
Jesús abre lo que está cerrado para que podamos oír y proclamar su verdad.
La fe humilde abre puertas que parecen cerradas.
La verdadera pureza comienza en el corazón.
El Señor está presente en medio de la tormenta y en la orilla.
En las manos de Jesús, lo poco se vuelve suficiente.
Un corazón cerrado pierde lo que Dios quiere hacer.
Cuando Jesús está en tu barca, la tormenta no tiene la última palabra.
Lo que Dios siembra en ti crecerá, aunque no lo veas.
Tu respuesta a la Palabra define tu cosecha.
Jesús prioriza el bien sobre la tradición.
Dios te da reposo para disfrutar, no para cargar peso.
Deja que Dios renueve tu manera de vivir la fe.
Jesús no solo habla de cambio, lo hace posible.
Dios cumple sus promesas: ¿estás listo para recibirlas?
¿Qué evidencia muestra que estás creciendo en fe y amor hacia tu comunidad?
¿Cómo se vería tu vida si abrazaras tus debilidades como oportunidades para que Dios actúe?
¿Cómo puedes mantenerte firme ante mensajes y líderes que desvían del evangelio?
¿Qué decisiones debes tomar para apartarte de influencias que enfrían tu fe?
¿A quién podrías acercarte esta semana para reconciliarte o compartir el evangelio?
Pide a Dios sabiduría espiritual para entender su Palabra.
Predicar con sencillez y poder del Espíritu (2:1–5)¿Cómo puedes depender menos de tus habilidades y más de Dios?
¿Qué significa realmente dejar que la Palabra te forme y te sostenga en medio de la vida diaria?
¿Qué significa hoy identificarte con Jesús sin miedo ni vergüenza?
Cuando el cansancio o el miedo te apagan, ¿cómo dejarás que el Espíritu renueve la llama en tu vida?
¿Qué cambios concretos puedes impulsar, junto con tu comunidad, para que la iglesia sostenga y muestre con claridad la verdad de Jesús?
¿Cómo fortalece la oración y el orden la vida y el testimonio de la iglesia?
¿Qué cambiaría en tus palabras si el fin fuera amar bien?
¿Qué pasaría si tus palabras y acciones reflejaran cada día una fe que levanta y fortalece a otros?
¿De qué manera la verdad de Dios puede darte ánimo y fortaleza hoy?
¿Qué puertas puedes pedirle a Dios que abra para compartir su amor?
¿Cómo cambia tu vida al reconocer la grandeza de Jesús?
¿Por qué es importante orar por el crecimiento y fortaleza de los demás?
¿Qué cosas necesitas dejar atrás para acercarte más a Jesús?
¿Qué haría si viera a mi comunidad desde la perspectiva de Dios?
¿Qué decisiones diarias reflejan si estoy realmente buscando a Dios o solo “haciendo lo correcto”?
¿Estoy más enfocado en cumplir rutinas religiosas que en vivir una fe auténtica y compasiva?