Gálatas 1:1–10

Reconocer la centralidad del evangelio de Cristo, para discernir entre la verdad de Dios y falsos mensajes, y responder con firmeza y fidelidad en la vida diaria.

¿Te ha pasado que alguien cambia una historia y, al contarla, ya no se parece en nada a lo que realmente sucedió? Lo mismo ocurre con los mensajes que recibimos cada día: redes sociales, consejos de amigos, incluso palabras “espirituales” que suenan bien, pero distorsionan la verdad. Cuando nos dejamos llevar, terminamos confundidos, sin rumbo y hasta cargados de culpa. Pablo escribe a los gálatas porque algo así estaba ocurriendo en sus iglesias: habían recibido la buena noticia de Jesús, pero pronto algunos comenzaron a alterar el mensaje. Hoy la pregunta es: ¿cómo puedes reconocer y aferrarte al verdadero evangelio en medio de tantas voces?

• ¿Alguna vez seguiste un consejo que sonaba bien, pero después descubriste que te había desviado?
• ¿Qué voces influyen más en tus decisiones: amigos, cultura, libros, redes, líderes espirituales?
• ¿Cómo diferencias entre un “mensaje inspirador” y la verdad del evangelio?

1. 1:1–2 — Llamado de Pablo. ¿Quién lo envía y quién lo respalda? ¿Por qué crees que Pablo insiste en que no lo llamó un hombre, sino Dios mismo? ¿Qué cambia en ti recordar que tu fe descansa en la autoridad de Dios y no en personas?
2. 1:3–5 — El evangelio en resumen. ¿Qué hace Cristo según estos versículos? ¿Qué significa que nos libra “de este mundo perverso”? ¿Qué situaciones actuales en tu vida o sociedad muestran esa necesidad de rescate?
3. 1:6–7 — Otro evangelio. ¿Qué actitud de los gálatas sorprende a Pablo? ¿Por qué cambiar el evangelio es traicionar a Dios mismo? ¿Qué ejemplos de “otros evangelios” podrías identificar hoy (éxito, moralismo, espiritualidad sin Cristo)?
4. 1:8–9 — Advertencia fuerte. ¿Qué repite Pablo dos veces y por qué? ¿Qué revela esto sobre la gravedad de distorsionar el mensaje de Cristo? ¿Cómo reaccionas cuando ves a alguien manipular la fe para su conveniencia?
5. 1:10 — Agradar a Dios, no a hombres. ¿Qué tensión presenta Pablo entre buscar aprobación humana y servir a Cristo? ¿Qué significa, en tus palabras, ser “siervo de Cristo” en tu entorno? ¿En qué área de tu vida luchas más con querer agradar a otros en lugar de agradar a Dios?

Reflexión teológica
El evangelio no es un consejo humano, es una noticia divina: Cristo murió y resucitó para liberarnos del pecado y de un mundo bajo corrupción. Por eso no se puede modificar ni adaptar según gustos o modas. Pablo no se defiende a sí mismo, sino al mensaje que trae vida eterna. Alterar el evangelio es dejar de lado la gracia y volver a la esclavitud. Agradar a Dios antes que a los hombres no es arrogancia, sino fidelidad: la fe cristiana nace y se sostiene en la verdad inmutable de Cristo.

1. Examina tus mensajes. Esta semana revisa qué voces estás escuchando más: ¿la Palabra, la cultura o tus propias emociones? Identifica un “otro evangelio” que sueles creer y confróntalo con la verdad de Cristo.
2. Declara el evangelio. Expresa en una frase sencilla lo que significa para ti que Cristo te haya salvado. Compártelo con un amigo o escríbelo en un lugar visible para recordarlo cada día.
3. Elige agradar a Dios. Antes de tomar una decisión importante, haz una pausa y pregúntate: “¿Estoy buscando agradar a Dios o quedar bien con otros?” Decide actuar según la respuesta.

Señor Jesús, gracias porque tu evangelio no cambia. Perdóname cuando busco agradar a otros o me dejo llevar por mensajes falsos. Afirma mi corazón en tu verdad y enséñame a vivir como tu siervo fiel. Amén.