Hechos 5:1–11

Reflexionar sobre la seriedad del pecado de la hipocresía, para aprender a vivir en integridad, sinceridad y temor reverente delante de Dios y de la comunidad de fe.

Todos valoramos la autenticidad, pero a veces sentimos la tentación de aparentar más de lo que somos. Puede ser en la escuela, en el trabajo, en redes sociales o incluso en la iglesia. Eso le pasó a Ananías y Safira: quisieron aparentar una generosidad que no tenían realmente, y su mentira les costó la vida. Este pasaje impactante nos recuerda que Dios no se impresiona con apariencias, sino que ve el corazón. La pregunta es: ¿qué significa vivir con integridad delante de Dios, sabiendo que Él conoce lo más profundo de nuestro corazón?

• ¿En qué situaciones sientes la presión de aparentar algo que no eres o no tienes?
• ¿Qué tan fácil es para ti ser sincero en tu comunidad de fe?
• ¿Cómo reaccionas cuando descubres hipocresía en ti o en otros?

1. 5:1–2 — Una venta engañosa. ¿Qué hicieron Ananías y Safira con el dinero de la propiedad? ¿Qué decisión tomaron en secreto? ¿Qué formas de “apariencia” pueden verse hoy en la vida cristiana?
2. 5:3–4 — Mentira al Espíritu Santo. ¿Qué le dijo Pedro a Ananías? ¿Por qué aclaró que el problema no era quedarse con parte del dinero, sino mentir? ¿Qué significa para ti reconocer que no solo mentimos a personas, sino a Dios mismo?
3. 5:5–6 — Consecuencia inmediata. ¿Qué ocurrió cuando Ananías oyó las palabras de Pedro? ¿Qué efecto tuvo esto en la comunidad? ¿Qué nos enseña sobre tomar en serio la santidad de Dios?
4. 5:7–9 — La complicidad de Safira. ¿Cómo respondió Safira al ser preguntada por Pedro? ¿Qué reveló su respuesta sobre la decisión compartida? ¿Cómo puedes evitar dejarte arrastrar por la presión de aparentar junto con otros?
5. 5:10–11 — Gran temor. ¿Qué pasó con Safira y cómo reaccionó la iglesia entera? ¿Qué significa que “vino gran temor sobre todos”? ¿Cómo puedes cultivar un temor reverente que te lleve a vivir con integridad?

Reflexión teológica
La historia de Ananías y Safira es una advertencia seria: la hipocresía no tiene lugar en la comunidad de Cristo. No se trataba de dinero, sino de un corazón dividido entre la verdad y la apariencia. Dios quiere una iglesia santa, no perfecta en sí misma, sino sincera delante de Él. El “temor” que vino sobre todos no era pánico, sino un reconocimiento profundo de que la santidad de Dios es real y que su iglesia no puede jugar con lo sagrado. La integridad es un fruto del Espíritu que protege la autenticidad del testimonio cristiano.

1. Examina tu corazón esta semana: ¿hay un área donde estás aparentando algo que no es real? Preséntala en oración a Dios con sinceridad.
2. Busca un espacio de confianza con alguien maduro en la fe para hablar con transparencia sobre tus luchas.
3. Practica un acto de generosidad en secreto, solo para Dios, sin buscar reconocimiento humano.

Señor, tú ves lo profundo de mi corazón y no me dejas vivir de apariencias. Perdóname por mis mentiras y máscaras. Enséñame a vivir con integridad delante de ti y de los demás. Dame un corazón sincero, lleno de temor reverente y amor verdadero. Amén.