Lucas 1:39–45

Reconocer cómo la fe compartida trae ánimo y gozo, para aprender a buscar y dar apoyo espiritual en comunidad, celebrando juntos la obra de Dios.

Cuando recibes una buena noticia, ¿con quién la compartes primero? Normalmente buscas a alguien cercano, alguien que te entienda y celebre contigo. La fe también se fortalece cuando se comparte. Eso ocurrió cuando María visitó a su parienta Elisabet: dos mujeres, cada una viviendo un milagro imposible, se encuentran y se animan mutuamente. Allí donde se comparte la fe, el gozo se multiplica. La pregunta es: ¿a quién buscas —y con quién caminas— para vivir mejor lo que Dios está haciendo en ti?

• ¿Con quién compartes tus alegrías y luchas de fe?
• ¿Qué diferencia hace sentir que alguien celebra contigo lo que Dios está haciendo?
• ¿Cómo te animas cuando ves la fe de otros en acción?

1. 1:39–40 — María va a visitar. ¿Qué notas en la rapidez y disposición de María para ir a ver a Elisabet? ¿Qué revela su búsqueda de compañía? ¿Cómo reaccionas tú cuando Dios hace algo nuevo en tu vida?
2. 1:41 — El niño salta de gozo. ¿Qué sucede en el vientre de Elisabet al escuchar el saludo de María? ¿Por qué crees que Lucas resalta esta reacción? ¿Qué gestos de alegría ves en tu vida al estar cerca de la presencia de Jesús?
3. 1:42–43 — Bendición de Elisabet. ¿Qué palabras de bendición pronuncia sobre María? ¿Qué significa llamar “bendita” a María y al hijo en su vientre? ¿Cómo puedes bendecir tú a otros reconociendo lo que Dios hace en ellos?
4. 1:44 — Gozo compartido. ¿Qué emoción expresa Elisabet al recordar cómo saltó su hijo? ¿Cómo se contagia el gozo espiritual en comunidad? ¿A quién podrías transmitirle ánimo con tu testimonio esta semana?
5. 1:45 — Bienaventuranza de la fe. ¿Qué declara Elisabet sobre la fe de María? ¿Por qué es bendecida la confianza en la Palabra de Dios? ¿Dónde necesitas creer y descansar en las promesas de Dios hoy?

Reflexión teológica
Este pasaje muestra la belleza de la fe compartida en comunidad. María no vive sola su experiencia; busca a alguien que pueda entenderla. El encuentro con Elisabet revela que cuando Dios actúa, su obra produce gozo y confirma la fe a través de otros. El Espíritu Santo hace que Juan aún en el vientre se alegre en la presencia de Jesús, anticipando la misión de preparar el camino. Elisabet proclama que la verdadera bendición no está solo en lo recibido, sino en creer lo que Dios ha prometido. La fe, cuando se comparte, se fortalece.

1. Comparte con alguien cercano un testimonio de lo que Dios está haciendo en tu vida y den gracias juntos.
2. Haz una llamada o visita a alguien que necesite ánimo, llevando palabras de bendición y esperanza.
3. Escribe en tu diario una promesa de Dios que estés creyendo hoy, y luego cuéntala a otra persona para fortalecer su fe.

Señor, gracias porque tu obra trae gozo y nos une en comunidad. Enséñanos a compartir la fe, a bendecir a otros y a alegrarnos juntos en tus promesas. Que mi vida contagie esperanza y ánimo a quienes me rodean. Amén.