Lucas 19:28–48

Reconocer a Jesús como el Rey que trae paz y purifica, para responder con alabanza sincera y con una vida que honra su señorío.

Cuando llega un personaje importante a una ciudad, todo se prepara: las calles se adornan, las multitudes esperan y la gente se emociona. Algo parecido ocurrió cuando Jesús entró en Jerusalén. Pero su entrada no fue con un ejército, sino montado en un pollino, símbolo de humildad y paz. Ese mismo Jesús luego purificó el templo, mostrando que su reinado no es solo celebración externa, sino transformación interna. La pregunta es: ¿cómo recibes a Jesús en tú en tu vida? ¿Con fiesta pasajera o con entrega verdadera?

• ¿Qué sentimiento tienes cuando recibes a alguien importante en tu casa?
• ¿Qué es para ti más fácil: celebrar a Jesús con cantos o rendirle el corazón en obediencia?
• ¿Qué área de tu vida necesita ser “limpiada” por el Señor?

1. 19:28–34 — Preparación para la entrada. ¿Qué instrucciones da Jesús a sus discípulos sobre el pollino? ¿Qué revela su control de los acontecimientos? ¿Cómo te anima a confiar que Él también guía cada detalle de tu vida?
2. 19:35–38 — La multitud alaba. ¿Cómo reaccionan las multitudes cuando Jesús entra a Jerusalén? ¿Qué palabras usan para alabarlo? ¿Qué expresiones de alabanza sincera puedes ofrecer tú hoy a Jesús como Rey?
3. 19:39–40 — Los fariseos se oponen. ¿Qué piden los fariseos a Jesús respecto a sus discípulos? ¿Qué responde Él sobre las piedras clamando? ¿Cómo reaccionas tú ante quienes quieren silenciar tu fe?
4. 19:41–44 — Lágrimas sobre Jerusalén. ¿Qué hace Jesús al ver la ciudad? ¿Qué revela su llanto sobre su corazón? ¿Qué parte de tu vida o entorno podría estar perdiendo la paz porque no reconoce a Jesús?
5. 19:45–46 — Purificación del templo. ¿Qué acción realiza Jesús en el templo? ¿Qué enseñanza nos deja sobre el verdadero propósito de la casa de Dios? ¿Qué necesita ser limpiado hoy en tu vida para honrar a Cristo como Rey?
6. 19:47–48 — Enseñanza y oposición. ¿Qué hace Jesús en el templo después de purificarlo? ¿Cómo reaccionan las autoridades y el pueblo? ¿Qué actitud puedes cultivar para aprender de Jesús aun cuando haya oposición alrededor?

Reflexión teológica
Jesús entra en Jerusalén como el Rey prometido, pero su realeza se manifiesta en humildad, lágrimas y purificación. No vino a imponerse con violencia, sino a traer paz y a restaurar la verdadera adoración. La entrada triunfal recuerda que el discipulado no es solo emoción colectiva, sino entrega personal al señorío de Cristo. El templo purificado apunta a la necesidad de un corazón limpio, porque la verdadera adoración nace de una vida transformada. Reconocer a Jesús como Rey significa tanto alabarlo públicamente como rendirse a su obra en lo más íntimo.

1. Dedica un tiempo de alabanza personal esta semana: canta o agradece en oración, reconociendo a Jesús como Rey de tu vida.
2. Pregunta al Señor en oración: “¿Qué quieres limpiar en mi vida para que sea un lugar de tu presencia?”. Escríbelo y toma un paso práctico.
3. Identifica una forma de dar testimonio público de tu fe, aunque enfrentes oposición, recordando que Jesús merece ser proclamado.

Jesús, tú eres el Rey que trae paz y verdad. Perdona cuando solo te recibo con emoción momentánea y no con entrega sincera. Reina en mi vida, limpia mi corazón y enséñame a vivir en tu presencia con alabanza y obediencia. Amén.