Lucas 20:20–26

Comprender que todo lo que somos y tenemos pertenece a Dios, para vivir con obediencia civil responsable y con entrega suprema al Señorío de Cristo.

Las discusiones sobre impuestos nunca son fáciles. En tiempos de Jesús, pagar tributo al César era un tema cargado de política, identidad nacional y religión. Los líderes intentaron atrapar a Jesús en una trampa: si decía que no se debía pagar, se metería en problemas con Roma; si decía que sí, lo acusarían de traidor al pueblo judío. La respuesta de Jesús no solo desarmó la trampa, sino que nos enseñó un principio eterno: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. La pregunta es: ¿le estás dando a Dios lo que le corresponde?

• ¿Qué sentimientos tienes hacia las autoridades humanas (gobierno, leyes, impuestos)?
• ¿En qué aspectos reconoces que es difícil obedecer a Dios por encima de lo que dicta la sociedad?
• ¿Qué significa para ti que tu vida lleve la “imagen” de Dios?

1. 20:20–22 — La trampa de los espías. ¿Qué intentan hacer los espías enviados contra Jesús? ¿Qué pregunta le hacen sobre el tributo al César? ¿Qué motivaciones escondidas puedes reconocer en quienes buscan poner trampas de fe?
2. 20:23–24 — La moneda y la imagen. ¿Qué pide Jesús que le muestren? ¿De quién era la imagen en el denario? ¿Qué nos enseña esto sobre la diferencia entre lo civil y lo espiritual?
3. 20:25 — Lo que es de César y lo que es de Dios. ¿Qué principio establece Jesús en su respuesta? ¿Qué significa dar a Dios lo que lleva su imagen? ¿Qué áreas de tu vida necesitas rendir completamente a Dios?
4. 20:26 — El asombro de los que escuchaban. ¿Por qué no pudieron atrapar a Jesús en sus palabras? ¿Qué muestra esto sobre su sabiduría? ¿Cómo puedes confiar en la sabiduría de Cristo frente a las trampas y presiones del mundo?

Reflexión teológica
Jesús nos enseña a vivir con equilibrio: respetando las autoridades humanas, pero reconociendo que la autoridad suprema es la de Dios. La moneda lleva la imagen del César, pero el ser humano lleva la imagen de Dios. Por lo tanto, pagar impuestos es parte de la responsabilidad civil, pero entregar la vida entera es un acto de adoración y obediencia al Creador. El pasaje revela que la verdadera pregunta no es cuánto damos al César, sino si estamos dando a Dios lo que le pertenece: nuestro corazón, nuestra voluntad y todo lo que somos.

1. Revisa tu actitud hacia las autoridades humanas y ora por ellas, reconociendo que Dios sigue siendo el soberano sobre todo.
2. Haz un compromiso concreto esta semana para honrar a Dios en un área práctica de tu vida cotidiana (por ejemplo: responsabilidad en tus pagos, honestidad en tu trabajo, integridad en tus decisiones).
3. Reflexiona: ¿qué parte de tu vida aún no has rendido al Señorío de Cristo? Escríbelo y preséntalo en oración.

Señor, gracias porque me recuerdas que aunque debo respetar las autoridades humanas, toda mi vida te pertenece solo a ti. Perdona cuando vivo como si fuera dueño de mí mismo.