Marcos 1:14–20

Reconocer que Jesús inicia su ministerio proclamando el reino de Dios y llamando discípulos comunes, para aprender a responder con fe, abandono y disposición inmediata.

¿Te ha pasado que alguien te hace una invitación inesperada que cambia tus planes? Quizá un amigo que te dice: “¿vienes conmigo ahora?” y sin pensarlo mucho dices que sí. A veces las decisiones más importantes no se planean tanto, sino que se responden en el momento. Así comienza el ministerio de Jesús: con un llamado sencillo, directo y transformador. La pregunta que surge es: ¿qué pasa cuando la voz de Jesús interrumpe tu rutina y te invita a seguirle?

• ¿Qué decisión importante en tu vida tomaste casi de inmediato, sin pensarlo demasiado?
• ¿Qué significa para ti la palabra “llamado”? ¿La asocias con algo espiritual o solo con una vocación laboral?
• Si Jesús te dijera hoy: “sígueme”, ¿qué emociones te despertarían esas palabras?

1. 1:14–15 — El mensaje del reino. ¿Qué anuncia Jesús al iniciar su ministerio? ¿Por qué crees que comienza con “arrepiéntanse y crean”? ¿Qué área de tu vida necesita ese giro de confianza en Dios hoy?
2. 1:16–18 — El llamado a Simón y Andrés. ¿Dónde estaban y qué hacían estos dos hermanos cuando Jesús los llamó? ¿Qué significa la metáfora de “pescadores de personas”? ¿Qué implicaría dejar tus “redes” para seguirle?
3. 1:19–20 — El llamado a Jacobo y Juan. ¿Qué detalles da Marcos sobre la familia de estos pescadores? ¿Qué riesgos y costos podían implicar su decisión? ¿Qué relaciones, seguridades o comodidades podrías estar llamado a rendir para seguir a Jesús más de cerca?

Reflexión teológica
El ministerio de Jesús inicia con un mensaje central: el reino de Dios ya está cerca. Seguirle implica arrepentirse (cambiar de rumbo) y confiar en Él. Llama a pescadores comunes, hombres sin prestigio, pero dispuestos a dejarlo todo. El discipulado no es un plan de fin de semana, sino una entrega que cambia identidad, ocupación y futuro. Jesús no espera a que seamos “perfectos” para llamarnos; nos llama tal como somos, para transformarnos en lo que Él sueña.

1. Identifica una “red” que hoy ocupa tu corazón (un hábito, una seguridad, un miedo) y entrégala a Jesús en oración para seguirle con más libertad.
2. Haz una pausa cada día de esta semana para decir conscientemente: “Jesús, confío en ti, quiero seguirte hoy”.
3. Comparte con alguien cercano lo que significa para ti el llamado de Jesús, e invítalo a considerar qué haría él o ella si escuchara ese mismo llamado.

Señor Jesús, gracias por llamarnos a seguirte en medio de nuestras rutinas y trabajos. Queremos dejar atrás nuestras redes y caminar contigo. Enséñanos a confiar en tu voz más que en nuestras seguridades. Haznos pescadores de personas, testigos de tu reino en el lugar donde vivimos. Amén.