Marcos 1:29–39

Reconocer que Jesús combina compasión hacia las personas con una clara prioridad en la misión dada por el Padre, para aprender a servir y orar sin perder el rumbo de nuestra fe.

Seguro has tenido días en los que todo se acumula: trabajo, familia, preocupaciones… y al final te preguntas: ¿qué es lo más importante? En Marcos vemos a Jesús sanando enfermos, liberando oprimidos, compartiendo con amigos… y, aun así, apartándose a orar para no perder el centro de su misión. Su ejemplo nos recuerda que la verdadera compasión no está peleada con la claridad de prioridades. La pregunta es: ¿cómo encontramos el equilibrio en nuestra vida diaria?

• Cuando tu agenda está llena, ¿qué suele quedar al final de la lista: la oración, el descanso o ayudar a otros?
• ¿Qué entiendes por compasión? ¿En qué momentos la has experimentado de alguien hacia ti?
• ¿Qué cosas en tu vida compiten con tu tiempo de oración o servicio a otros?

1. 1:29–31 — Jesús sana a la suegra de Simón. ¿Qué hace Jesús al entrar en la casa? ¿Qué detalles muestran cercanía y cuidado en su manera de sanar? ¿Cómo puedes reflejar esa compasión en tu trato con tu familia o amigos?
2. 1:32–34 — Multitudes sanadas al anochecer. ¿Qué necesidades presenta la gente a Jesús al final del día? ¿Qué nos enseña sobre la carga de sufrimiento humano? ¿Cómo podrías hoy llevar tus necesidades (o las de otros) directamente a Él?
3. 1:35 — Jesús ora en soledad. ¿Cuándo y cómo busca Jesús la oración? ¿Por qué crees que lo hace después de un día tan ocupado? ¿Qué cambios verías en tu rutina si empezaras el día en oración como prioridad?
4. 1:36–39 — La misión más allá de Capernaúm. ¿Qué buscan los discípulos en Jesús y qué les responde Él? ¿Qué revela su decisión sobre la prioridad del anuncio del reino? ¿Cómo puedes discernir entre cosas buenas y lo que es tu verdadera misión en Dios?

Reflexión teológica
Jesús muestra un equilibrio perfecto entre amor compasivo y enfoque en su misión. No se deja atrapar por la fama ni por las expectativas de la gente: su centro es la voluntad del Padre. La oración sostiene su ministerio y le da dirección. También nos enseña que la compasión no es solo un acto puntual, sino un estilo de vida que apunta siempre a lo eterno: que más personas conozcan el reino de Dios.

1. Separa un tiempo de oración en tu día, aunque sea breve, antes de comenzar tus actividades, recordando que esa fue la prioridad de Jesús.
2. Piensa en una persona cercana con una necesidad concreta y muéstrale compasión con un gesto práctico esta semana.
3. Revisa tu agenda y pregúntate: ¿qué cosas buenas podrían estar distrayéndome de lo más importante que Dios me llama a hacer?

Padre, gracias por mostrarnos en Jesús un corazón lleno de compasión y una vida centrada en tu voluntad. Enséñanos a buscarte en oración antes de servir, y a servir con amor sin perder de vista la misión. Amén.