Mateo 22:1-14

Descubrir la seriedad y la gracia de la invitación de Dios al reino, para responder con humildad, aceptación y preparación, viviendo como verdaderos invitados a la mesa del Rey.

A veces recibimos invitaciones especiales que podrían cambiar nuestro día… o incluso la vida: un cumpleaños, una boda, una oportunidad laboral. Pero también sucede que las dejamos pasar, sea por descuido, orgullo o simplemente porque pensamos que no valen la pena. Jesús contó una historia donde un rey preparó la boda de su hijo, con todo listo, pero los invitados no quisieron venir. Otros despreciaron la invitación, y algunos hasta reaccionaron con violencia. Al final, la sala se llenó de personas que jamás imaginaron estar allí. ¿Cómo respondes tú a la invitación de Dios: con excusas o con gratitud?

• ¿Qué invitación importante has rechazado alguna vez, y qué sentiste después?
• ¿Sueles dar prioridad a lo urgente o a lo verdaderamente valioso en tu vida?
• ¿Qué significa para ti estar “preparado” para algo que esperas con ilusión?

1. 22:1–3 — El rey y la primera invitación. ¿Quién organiza la fiesta y para quién es? ¿Qué reacción tienen los invitados? ¿Cómo reconoces la paciencia de Dios al invitarte más de una vez?
2. 22:4–6 — Excusas y desprecio. ¿Qué razones dan los invitados para no ir? ¿Qué revela esto de sus prioridades? ¿Qué excusas sueles dar tú cuando Dios te llama a algo importante?
3. 22:7 — Juicio sobre los indiferentes. ¿Qué hace el rey ante la indiferencia y la violencia? ¿Qué enseña esto sobre la justicia de Dios? ¿Cómo cambia tu visión de las decisiones que hoy tomas frente a Él?
4. 22:8–10 — La sala llena de nuevos invitados. ¿A quiénes llama el rey después? ¿Qué nos enseña esto sobre la amplitud de la gracia de Dios? ¿De qué manera te anima saber que también tú has sido invitado a su mesa?
5. 22:11–12 — El invitado sin ropa adecuada. ¿Qué detalle llama la atención en este invitado? ¿Por qué no basta con estar presente? ¿Qué significa para ti “vestirte” con Cristo y no solo asistir a la fiesta?
6. 22:13–14 — Muchos llamados, pocos escogidos. ¿Qué implica esta frase final de Jesús? ¿Cómo entiendes el equilibrio entre la invitación abierta y la respuesta personal? ¿Qué pasos concretos podrías dar para vivir como alguien escogido y preparado?

Reflexión teológica
La parábola de la fiesta de bodas muestra el corazón generoso de Dios que abre su reino a todos, incluso a quienes jamás lo esperaban. Sin embargo, también deja claro que no basta con decir “sí” de labios: la invitación exige preparación y transformación. Vestirse de Cristo significa recibir su gracia y dejar que ella moldee nuestra vida. El evangelio es gratuita invitación y seria advertencia a la vez: el reino es un banquete abierto, pero nadie entra en sus propios términos.

1. Haz memoria de una “excusa” que sueles dar frente a Dios (tiempo, prioridades, temor). Escríbela y preséntala en oración, rindiéndola a Él.
2. Agradece cada día esta semana por la invitación de Dios a su mesa, y expresa tu gratitud con un acto concreto de servicio a alguien.
3. Examina tu “vestido”: pregúntate qué área de tu vida necesita alinearse más con Cristo, y da un paso para entregarla a su dirección.

Señor, gracias por invitarme a tu mesa. Perdóname por las veces que he puesto excusas o he despreciado tu llamado. Hoy quiero responder con gratitud y humildad, vestido con la vida de Cristo. Ayúdame a vivir como tu invitado, preparado y gozoso, hasta el día en que estemos contigo en la gran celebración eterna. Amén.