Mateo 6:16–18

Entender el propósito del ayuno como una práctica de humildad y dependencia de Dios, para vivirlo en lo secreto con sinceridad y no como una apariencia externa.

¿Alguna vez intentaste hacer algo “espiritual” solo para que otros lo notaran? A veces sentimos la presión de mostrar cierta imagen: “piadoso”, “dedicado”, “entregado”. Pero Jesús nos recuerda que el ayuno no es un disfraz de tristeza para ganar puntos delante de la gente, sino un acto de intimidad con Dios que mira lo secreto. El verdadero valor del ayuno está en lo que ocurre en el corazón, no en lo que se ve en el rostro. ¿Qué pasaría si tu ayuno fuera más un encuentro íntimo con Dios que una señal visible para otros?

• ¿Qué experiencias has tenido con el ayuno? ¿Cómo las recuerdas?
• ¿Qué sentimientos te despierta la idea de “privarte de algo” por un tiempo?
• ¿Qué cosas solemos hacer para “mostrar” espiritualidad a los demás?

1. 6:16 — Ayuno y apariencia. ¿Qué actitud critica Jesús en los que ayunaban “para ser vistos”? ¿Qué revela esto sobre sus motivaciones? ¿Cómo podemos caer en algo parecido hoy?
2. 6:17 — Unción y normalidad. ¿Qué instrucción da Jesús sobre la manera de presentarse al ayunar? ¿Por qué pide mantener la apariencia normal? ¿Qué gesto cotidiano podría reflejar esta enseñanza en tu vida?
3. 6:18a — Ayuno en secreto. ¿Qué significa que el ayuno sea algo entre tú y tu Padre? ¿Qué diferencia hace pensar en un Dios que ve lo oculto? ¿Qué áreas de tu fe necesitan ser más íntimas que públicas?
4. 6:18b — La recompensa de Dios. ¿Qué promete Jesús respecto a la recompensa del Padre? ¿Cómo se diferencia de la “recompensa” del reconocimiento humano? ¿Qué esperas recibir de Dios en un tiempo de ayuno sincero?

Reflexión teológica
El ayuno, más que un acto externo, es una disciplina del corazón. Jesús enseña que no se trata de aparentar tristeza ni ganar prestigio espiritual, sino de buscar a Dios con sinceridad. El Padre ve lo secreto: conoce el hambre del cuerpo y el hambre del alma, y responde con su presencia y dirección. El ayuno no manipula a Dios, nos prepara a nosotros para depender de Él con humildad y entrega.

1. Elige un área donde quieras practicar un ayuno sencillo (comida, redes sociales, entretenimiento). Hazlo en secreto, buscando a Dios, no reconocimiento humano.
2. Antes de comenzar, ora y define: ¿qué deseo quieres someter a Dios en ese tiempo de ayuno? Escríbelo y guárdalo en privado.
3. Durante el ayuno, dedica los momentos de “vacío” a acercarte a Dios con oración breve y sincera, recordando que Él te ve en lo oculto.

Padre, Tú ves más allá de lo que muestro. Quiero acercarme a ti con un corazón sencillo, no buscando aprobación de nadie. Recibe mi ayuno como una expresión de dependencia y amor. Enséñame a buscar tu rostro en lo secreto, y a confiar en tu recompensa, que siempre es mejor que la de los hombres. Amén.