Siervos confiables (1 Timoteo 3:8–13)

Identificar las cualidades de carácter y madurez que la Escritura pide a los diáconos, para evaluar con sabiduría y acompañar procesos de prueba, fidelidad en el hogar y buen testimonio que fortalezcan a la iglesia.

Tal vez has visto servidores que hacen mucho… pero el tono, las prisas o pequeños descuidos terminan dañando más que ayudando. También has visto lo contrario: personas discretas, confiables, que sostienen a otros con manos firmes y corazón humilde. El servicio cristiano no se trata de “hacer por hacer”, sino de cuidar con carácter. Pablo pinta un perfil sobrio y hermoso: palabras confiables, dominio propio, amor al evangelio y constancia probada en casa y en la iglesia. Entonces, ¿qué rasgos debería cultivar (y buscar) tu comunidad para que el servicio del diácono sea fiel y edifique a todos?

• Cuando piensas en alguien “confiable” en tu iglesia, ¿qué hábitos o actitudes te vienen a la mente?
• ¿Qué área de tu vida privada (palabras, finanzas, consumo) crees que más impacta tu servicio público?
• Si tu hogar fuera la primera “iglesia” que sirves, ¿qué verían de Cristo quienes conviven contigo?

1. 3:8 — Dignidad y coherencia. “Dignos, sin doblez, no amigos de mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas”. ¿Qué revela este cuarteto sobre la relación entre palabras, hábitos y dinero? ¿En qué práctica concreta necesitas crecer para que tus palabras y hábitos digan lo mismo?
2. 3:9 — Fe profunda, conciencia limpia. “Guardar el misterio de la fe con limpia conciencia”.¿Cómo se sostienen mutuamente una doctrina sana y una vida íntegra? ¿Qué hábito semanal (lectura bíblica, confesión, mentoría) puede ayudarte a mantener esa unión?
3. 3:10 — Primero, ser probados. “Sometidos a prueba… entonces sirvan si son irreprensibles”. ¿Por qué la prueba previa protege tanto a la iglesia como al servidor? Si anhelas servir más, ¿qué campo de prueba aceptarás este mes?
4. 3:11 — Mujeres que sirven con dignidad. “Igualmente… dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo”. Sin entrar en debates, ¿qué rasgos deben distinguir a toda mujer que sirve en la iglesia? ¿Qué paso práctico fortalecería hoy tu confiabilidad (palabras, discreción, constancia)?
5. 3:12 — Hogar y fidelidad. “Marido de una sola mujer, gobierne bien hijos y casa”. ¿Por qué el cuidado del hogar valida el servicio público en la iglesia? ¿Qué gesto de amor u orden en casa practicarás esta semana como entrenamiento para servir mejor?
6. 3:13 — Recompensa: buen lugar y confianza. “Los que ejercen bien… buena posición y mucha confianza en la fe en Cristo”. ¿Qué clase de confianza gana quien sirve bien: delante de Dios, en la iglesia y frente a los de afuera? ¿Qué evidencia concreta de buen servicio te gustaría ver en tu vida de aquí a tres meses?

Reflexión teológica
“Diácono” significa siervo. El pasaje muestra que el peso del servicio recae en el peso del carácter: palabras veraces, dominio propio, libertad del dinero, fe arraigada y fidelidad en casa. La prueba previa no es desconfianza, es cuidado; y el fruto es una confianza creciente en Cristo y en la comunidad. Así, quienes sirven bien sostienen el testimonio del evangelio.

1. Pide a tus pastores un período de prueba con metas claras (puntualidad, cuidado de palabras, manejo de recursos). Registra avances cada semana y rinde cuentas.
2. Para que tus palabras sean confiables, esta semana practica “hablar menos, cumplir más”: promete solo lo que podrás hacer y cumple a tiempo; si fallas, avisa y repara.
3. Hogar primero: Agenda una noche de servicio en casa (escucha, orden, hospitalidad sencilla). Evalúa al final qué aprendiste para tu servicio en la iglesia.

Señor Jesús, forma en mí un corazón confiable. Limpia mi conciencia, ordena mis palabras y mis hábitos, y dame fidelidad en casa y en la iglesia. Quiero servirte bien. También, gracias por los diáconos que ya sirven entre nosotros. Danos sabiduría para acompañarlos y levanta más siervos confiables para la edificación de tu pueblo. Amén.