Velad y orad (Marcos 14:27-42)

Reconocer la importancia de la oración vigilante para mantenerse firme en la fe ante las pruebas y tentaciones.

Todos enfrentamos momentos en los que nuestras fuerzas parecen insuficientes. Jesús sabía que sus discípulos pronto vivirían una de las pruebas más difíciles, y los invitó a velar y orar. Él mismo nos dejó el ejemplo de cómo buscar al Padre en medio de la angustia.

• ¿Cómo reaccionas ante la perspectiva de una prueba o momento difícil?
• ¿Has experimentado la diferencia entre enfrentar un reto con oración y sin oración?
• ¿Qué significa para ti “velar” en la vida cristiana?

1. Anuncio del tropiezo (v.27–31). ¿Qué profecía cita Jesús sobre el tropiezo de los discípulos? ¿Por qué Pedro insiste en que no lo negará, incluso ante la advertencia directa de Jesús? ¿Qué nos enseña esto sobre la autoconfianza espiritual?
2. Jesús en Getsemaní (v.32–34). ¿Por qué Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan más cerca? ¿Cómo describe Marcos la angustia y tristeza de Jesús? ¿Qué nos enseña su transparencia emocional en este momento?
3. La oración de Jesús (v.35–36). ¿Qué revela su petición sobre “que pase de mí esta copa”? ¿Cómo equilibra su deseo con la sumisión a la voluntad del Padre? ¿Qué aprendemos sobre la honestidad en la oración?
4. La debilidad de los discípulos (v.37–40). ¿Qué significa que no pudieron velar ni una hora? ¿Cómo relaciona Jesús la vigilancia con vencer la tentación? ¿Qué obstáculos prácticos nos impiden orar con constancia?
5. Preparación para lo que viene (v.41–42). ¿Qué significa que “ha llegado la hora”? ¿Cómo la oración fortaleció a Jesús para enfrentar la traición? ¿Qué lección deja esto sobre estar listos para actuar según la voluntad de Dios?

Reflexión teológica
Jesús nos enseña que la verdadera fortaleza para enfrentar la tentación y el sufrimiento se forja en comunión con el Padre. Velar y orar no es opcional, sino vital para perseverar en medio de la prueba.

1. Evalúa cuánto espacio ocupa la oración en tu preparación diaria para enfrentar desafíos.
2. Haz un compromiso específico de “velar y orar” antes de decisiones o situaciones difíciles.
3. Sométete a la voluntad de Dios aun cuando no coincida con tus deseos.

Padre, enséñame a buscarte antes de cada batalla y a velar para no caer en tentación. Que mi corazón permanezca firme en Ti, como Jesús nos enseñó en Getsemaní. Amén.